¿Qué proteínas consumían los mexicas? Canibalismo y dieta según fuentes primarias.

Para comprender mejor la dieta de los mexicas y la controvertida práctica del canibalismo, debemos acudir a las fuentes primarias: cronistas españoles y autores indígenas que nos legaron testimonios de primera mano.

Las proteínas en la dieta mexica según Cervantes de Salazar

Francisco Cervantes de Salazar, en su Crónica de la Nueva España, ofrece varios pasajes sobre los alimentos que consumían los mexicas. En el capítulo XIV, nos habla de las fuentes de proteína disponibles, ya fuera por caza, pesca o tributo:

“De todo lo que criaban, de tres uno: las sementeras eran maíz, frijoles, chía y otras semillas; lo que criaban eran perros, gallinas, aves de pluma, conejos…”

Y en el capítulo XI añade:

“Mantiénense de conejos, liebres, venados, perros y aves, y esto cazan.”

Incluso en el capítulo I, no deja de mencionar:

“Aves, pescados, serpientes y culebras.”

En el capítulo X, describe los alimentos destinados a los animales del zoológico:

“Dábanles de comer por sus raciones gallipavos, venados, perros y cosas de caza.”

Canibalismo ritual: una práctica restringida

Respecto al canibalismo, Cervantes aclara en el capítulo XIV:

“Decían algunos que de tres hijos que cada labrador tenía, daba uno para sacrificar […] lo cual es falso. Porque los nobles y señores no comían carne humana sino era sacrificada, y esta era de hombres esclavos, presos en guerra.”

Así, más que una práctica común, se trataba de un acto ritual restringido a contextos específicos y no una fuente habitual de carne.

El testimonio de López de Gómara

Francisco López de Gómara, aunque nunca estuvo en México, también ofrece información sobre la dieta en su capítulo “Mercados de México”:

“Pocas cosas vivas dejan de comer. Culebras sin cola ni cabeza. Perrillos que no gañen, castrados y cebados; topos, lirones, ratones, lombrices, piojos…”

También menciona el tecuitlatl (espirulina), una especie de alga rica en proteína, y animales como venados, liebres y perros comestibles.

Sobre el canibalismo, señala:

“Lo que algunos cuentan, que guisaban niños para que se los comiese Moctezuma, eran solamente hombres sacrificados […] y esto no era lo corriente.”

De haber sido lo común, durante el sitio de casi 80 días que sufrieron por parte de los españoles hubieran comido mucha carne de tantos muertos que habían, tanto mexicas, como tlaxcaltecas y los mismos españoles y así, no hubieran pasado hambre.

Y también escribe lo siguiente: “pero con todo esto, si no soltáis a Moctezuma y os vais en seguida, pronto seréis muertos santamente, cocidos con chimolli y comidos por animales salvajes, pues no sois buenos para estómagos de hombres.” Esto debido a que los amenazaban con que ya los habían probado y les dijeron que sabían amargos.

La mirada indígena: Tezozómoc, Ixtlilxóchitl y el Códice Ramírez

Autores indígenas también dejaron testimonio. Alvarado Tezozómoc, en su Crónica Mexicana, capítulo LXXIV, describe la dieta:

“Siempre y de continuo comían aves de todo género, pescado blanco, ranas, xohuiles que se crían en la laguna…”

En el capítulo LXXII menciona los alimentos de viaje:

“Pinole, chile y achuachpinolli, chilpinolli, venado en barbacoa, asado y biscocho.”

Y en el capítulo LXII, en contexto de tributo:

“Gallos, gallinas monteses, conejos, liebres y venados, y sobre todo, maíz, frijol y michihuauhtli.”

Hoy sabemos que la combinación de maíz y frijol proporciona proteína completa, lo que refuerza el valor nutricional de su dieta.

Ixtlilxóchitl, en su Historia de la nación chichimeca, también menciona:

“El tributo que estos chichimecas pagaban eran conejos y liebres, venados, pieles de fieras.”

Por su parte, el Códice Ramírez describe así el ritual del sacrificio:

“Echaban al cuerpo del sacrificado por las gradas del templo […] los alzaban los dueños por cuyas manos habían sido presos y se los llevaban y repartían entre sí, y se los comían celebrando con ellos la solemnidad.”

Es decir, solo quienes habían capturado al prisionero tenían derecho a esta carne, y siempre dentro de un contexto ritual.

Conclusión

El canibalismo entre los mexicas existió, sí, pero no como una práctica cotidiana ni como un sistema de abasto de carne. Era parte de un ritual religioso ligado a la guerra y al sacrificio. La base proteica de su dieta, en cambio, provenía de una amplia variedad de animales, semillas, pescados y plantas, muchas veces obtenidos por tributo o mediante técnicas de caza y pesca.

Bibliografía:

  • Cervantes de Salazar, Francisco. Crónica de la Nueva España I. Red Ediciones, 2011.
  • López de Gómara, Francisco. La conquista de México. N2KT, 2013.
  • Alvarado Tezozómoc, Hernando. Crónica Mexicana. Secretaría de Cultura, 2017.
  • Alva Ixtlilxóchitl. Historia de la nación Chichimeca. Red Ediciones, 2011.
  • Battcock, Clementina & Vargas, Paloma. El Códice Ramírez: Hallado, casi perdido, publicado. Fondo de Cultura Económica, 2024.

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