A finales del siglo XIX, México contó con arquitectos notables. Entre ellos destacó Antonio Rivas Mercado, responsable del diseño del Ángel de la Independencia, la remodelación del Teatro Juárez en Guanajuato y de varias intervenciones en haciendas vinculadas a su familia política.
Mientras Rivas Mercado trabajaba en la capital, Luis Long —un inglés que hizo de León, Guanajuato, su patria adoptiva— transformó la ciudad con obras que aún podemos reconocer.

En esta entrada te muestro algunas de sus construcciones, su casa y, sobre todo, la historia de este arquitecto que dejó huella en la región.
Sus orígenes y traslado a México.
Nació en Inglaterra el 16 de octubre de 1854 y queda huérfano muy joven, por lo que se va a vivir con su tía. A los 14 años se traslada a Suiza, en donde estudia en la Escuela de Relojería de Le Locle, convirtiéndose en un estupendo relojero.

De ahí se traslada a México, llegando a Veracruz. Recordemos que en la época porfirista se le quiere dar al país un sentido de modernidad y son bienvenidos muchos extranjeros, dentro de los cuales esta Luis Long.
De Veracruz se traslada a la Ciudad de México, en donde radicó cuatro años, trabajando como empleado en la prestigiosa Relojería la Esmeralda. Aprovecha esos años para estudiar arquitectura.
Llegada a León, Guanajuato.
Sin embargo, él no se veía como empleado toda su vida, por lo que, en busca de su independencia económica, se traslada a la entonces llamada Ciudad del Refugio, cuyo nombre se lo ganó debido a que, tras la guerra de independencia, muchos se fueron a vivir a León, Guanajuato.
Se estableció en la también llamada La Perla del Bajío debido al auge que tenía después de 1850, tanto demográficamente como en instituciones educativas y sociales que contribuyeron a un gran desarrollo económico.
León era atractiva por la abundancia de los frutos de sus huertas y la copiosa cosecha de todo tipo de granos y de legumbres, la fabricación de manufacturas y como consecuencia la situación favorece que de todas partes lleguen familias enteras a avecindarse cada día. La manufactura era su principal motor, siendo la elaboración de rebozos un producto de mucho prestigio y que exportaban a diversas regiones del país, junto con cobijas. También los talabarteros eran muy famosos, sobre todo por sus sillas de montar y los arneses. Hoy en día aun podemos ver tiendas de talabartería en el Centro de la Ciudad.
Lamentablemente, la inundación de 1888 fue devastadora, hubo muchos muertos, demasiados damnificados y tras ella, una emigración de más de veinte mil personas que ya no consideraron a León como un lugar para vivir.
El arquitecto.
Luis Long se quedó en parte porque Porfirio Díaz, con sus políticas, impulsó la construcción y remodelación de espacios arquitectónicos, destinando recursos a edificios administrativos, mercados, escuelas y parques.
Aquí es donde la obra del gran arquitecto Luis Long florece y nos regala edificios que han trascendido su época.
El primer banco que estableció una sucursal local fue el Banco de San Luis Potosí —en 1895-al que Luis Long le acondicionó el local en el extremo sureste de la plaza principal.
Sus rasgos y características personales.
Luis Long era un hombre solitario, algo sordo pero visionario, apartado de la sociedad, pero involucrado en el desarrollo de la misma. Pascual Aceves lo describe de la siguiente manera:
Hombre con las características físicas del sajón, de cuerpo regular, más bien alto, de ojos claros azules, de bigote rubio, de calvicie acentuada; usaba lentes, caídos frecuentemente sobre el lóbulo de la nariz; de mirada penetrante, escrupulosamente aseado, usaba sistemáticamente bastón y trajes de color plomizo, chaleco sin cerrar el último botón del cual pendía una leontina de oro; ligeramente encorvado, de hablar pausado y lleno de ponderación: al andar caminaba con pequeños pasos y un ligerísimo balanceo; hombre con la aureola de una respetable vejez, era de pocas palabras, callado, sereno; padeció de sordera y esto lo hacía ser un tributario de la vida interior y le había acarreado un temperamento de esos que los psiquiatras llaman introvertidos, y como era un positivo sabio tenía profundos conocimientos de las matemáticas, de la relojería, de la astronomía, sobre todo de la arquitectura y de muchas otras ciencias.

Era una persona muy trabajadora, él se describió a sí mismo de la siguiente manera: Vivo una vida bastante activa, camino de 3 a 4 millas diariamente, duermo con ventanas abiertas y estoy bien adaptado al clima de los Altos de México, donde he vivido durante veintiocho años. Únicamente con el trabajo puedo llenar el déficit. Yo estoy trabajando lo más que puedo porque encuentro que en vivir ocioso se gasta más de lo que entra.
Muy humano también, como cuando en una ocasión, un andamio mal colocado produjo que sus trabajadores cayeran y resultaran lesionados, ante lo cual, escribió: Aquí como en Guanajuato el hospital está en muy malas condiciones y generalmente dejan a los pobres a lo menos doce horas antes de atenderlos. Tuve que improvisar un hospital en una casa mía que afortunadamente estaba vacía, improvisando cama nueva de operación y las mil y una cosas necesarias en estos casos. Junté tres médicos y acabaron de curar los lesionados a las diez de la noche.
Sobre León, escribió: Aquí está lloviendo recio todas las noches y lleva bastante agua el río… el campo es muy bonito, hay flores por todas partes, las milpas son altas y muy fornidas y los árboles muy verdes. Yo salgo todas las mañanas a dar mi vuelta y como León tiene calles y callejones larguísimos con pocas casas y muchas huertas, me paseo muy agradablemente… me falta un compañero, porque de los leoneses nadie sale de su casa, excepto los que dan una vuelta en tranvía. Estoy muy contento con la bicicleta, corre muy fácil y se maneja bien sobre los muy malos caminos que aquí tenemos y parece que es muy fuerte.
Una de las luchas más fuertes que libró, fue con su hijo Tomás, quien tuvo un problema en la cadera y lo tuvo que cuidar con este padecimiento, llevándolo con muchos doctores e incluso, le creó aparatos para que pudiera caminar mejor. Sin embargo, la relación con su hijo no fue del todo buena, Tomás siempre fue muy irresponsable, tanto que, en su testamento, deja lo siguiente: 3ra. Tercera. Nombro, como mi albacea al señor Alejandro Hernández de Guanajuato, o, si por alguna causa falte este señor, al señor Luis García Peláez; o, faltando estos dos señores, al señor licenciado Enrique O. Aranda; y si ninguno de estos tres Señores puede tomar este cargo; deseo que sea nombrado un albacea por el Señor ministro de Inglaterra en México. Prohíbo terminantemente que, por motivo alguno se nombre albacea a Thomas Nelson Long, en quien no tengo confianza
Su casa


Esta torre que vemos era un todo un piso de laboratorio astronómico y meteorológico, su laboratorio y su biblioteca científica. Long, entusiasmado con su proyecto, notificaba: Estoy construyendo un anexo a mi casa una especie de torre u observatorio de seis pisos o cerca de setenta pies de altura. Hay una maravillosa vista desde la cima, el pueblo entero está a los pies de uno y se puede ver todo el valle de Señora… Al norte, no lejos de León está lo que parece ser una línea de montañas de más de 2 000 pies de altura, pero es sólo el filo de un escalón en las vastas llanuras del altiplano mexicano; el Cerro de San Gregorio se levanta en el horizonte a unas 60 millas.
Fallecimiento
Luis Long fallece el 09 de abril de 1927, dejando en su testamento, escrito el 01 de abril de 1911, la lista de sus propiedades: Declaro, que en esta fecha, mis bienes consisten: en varias casas en León situadas en las calles, y marcadas con los números siguientes: Progreso Oriente 25, calle del Ratón, poniente, 46, 48, 50, 52, 54, 56, 58 y 60 Calle de la Soledad, norte, 96, 98, 100, 102, y 104 Calle Real de Guanajuato, 71, 73, 75, 115, 135, 137, 139 y 140; Calle Oratorio oriente 102, 104 y 106; Calle Ángeles no. 93; Calle Puerta del Campo, sur, 4; Calle Honda norte, 21; y Calle de la Providencia 36 y 38; todas debidamente registradas en el Oficio Público.
Su Legado.
Portal Aldama, Luis Long construyó el casino en 1905:

Casa Madrazo, construida por Luis Long en 1904 y se terminó en 1907:

Casa Habitación en la calle Pedro Moreno. Hoy es un restaurante llamado Amadas y se pueden tomar fotos en y desde la terraza:

Escuela Modelo del Estado, se dice que es de Luis Long aunque no está documentado:

Al ser amigo del obispo, el doctor Tomás Barón y Morales, contribuyó con estas obras:
Templo del Inmaculado Corazón de María:

Templo del Señor de la Conquista, reconstruido por Luis Long entre 1899 y 1901:

Templo del Calvario:
Este templo lo construye el padre Prudencio Castro en 1856. Es Luis Long quien añade el pórtico griego a la fachada del templo. Durante las inundaciones de 1888 y 1926, sirvió como refugio.

Puente Barón y Morales:
El puente original fue destruido en la inundación de 1888, Posteriormente, el obispo, el doctor Tomás Barón y Morales, presentó el proyecto elaborado por Luis Long al ayuntamiento. Dicho puente fue arrasado nuevamente en la inundación del 24 de junio de 1924 y se reconstruye en la década de 1980, que es como lo vemos hoy

Templo de la Santísima Trinidad:
Para mi la iglesia más bonita de México en su interior es esta, la del Templo de la Santísima Trinidad, ubicada en la Calle Hidalgo, el cual terminó Luis Long en 1896.


¿Conocías la vida y obra de Luis Long? Te invito a visitar sus monumentales obras en la hermosa ciudad de León, Guanajuato.
Fuentes consultadas:
Acosta Pérez, José de Jesús et al. La Ciudad Histórica de León. Instituto Cultural de León, 2024.
Labarthe Ríos, M. de la C. (2003). Luis Long. La Rana.
Archivo Histórico Municipal de León. Justo Sierra 216, Centro, 37000 León de los Aldama, Guanajuato.
